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9 ene 2013

#LSP: Sin orden ni concierto


Photo by JA / Sydney, Australia / 2018
A estas alturas se ha hablado mucho del ya conocido borrador de Ley de Servicios Profesionales (LSP) presentado por el Ministerio de Economía hace poco más de una semana, en el que se contempla la posibilidad de que los ingenieros puedan desarrollar la misma labor profesional que los arquitectos.

Han sido muchas las voces críticas que se han escuchado al respecto ofreciendo argumentos firmes y sólidos para mostrar su desacuerdo hacia este despropósito que quieren llevar a cabo desde las altas esferas políticas y resulta difícil añadir opiniones nuevas sin caer en la redundancia. Pero la gravedad de la situación nos obliga a ofrecer nuestra particular visión del último ataque que está sufriendo nuestra profesión y que comenzó hace unos años con esa mercantilización de las universidades que se impuso gracias al Proceso de Bolonia, el cual finalmente, y como todos ya advertimos en su día, no ha servido para otra cosa más que para devaluar nuestra titulación hasta un punto tan dantesco que a día de hoy ningún arquitecto sabe exactamente que equivalencia académica tiene a nivel europeo.

La cuestión es siempre la misma: en lugar de simplificar las cosas para intentar que funcionen mejor, todo consiste en añadir más variables a una ecuación que ya está saturada de por sí desde hace demasiado tiempo.

Como decíamos antes, vamos a exponer nuestra opinión sobre las cosas que más nos han llamado la atención de lo sucedido estos días y trataremos por todos los medios de no repetir lo que otros ya han expresado mucho mejor que nosotros.

Antes de comenzar, nos gustaría aclarar un par de puntos de partida muy importantes:

1- No tenemos absolutamente nada en contra de los ingenieros. Todo lo contrario. Arquitectura e ingeniería son dos profesiones que caminan juntas. Desde el primer día que comenzamos a desarrollar nuestra actividad laboral como arquitectos hemos trabajado codo con codo con multitud de ingenierías y gracias a esta estrecha colaboración ha sido posible llevar a buen puerto cada uno de los complejos proyectos con los que nos ha tocado lidiar. Hemos disfrutado y aprendido de ellos y tenemos un enorme respeto por su profesión, por sus conocimientos y por su papel crucial dentro del proceso constructivo. No nos engañemos. Esto no tiene nada que ver con la típica guerra entre profesiones ya que ingeniería y arquitectura forman desde hace ya mucho tiempo un tándem muy importante. No podemos caer en el error de enfrentarnos entre nosotros entrando en discusiones de patio de colegio porque eso es precisamente lo que ciertas instituciones están intentando desde sus rancios despachos decimonónicos con la única intención de llevar hasta su extremo aquel famoso dicho de “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

2- Han existido y existen arquitectos nefastos, por supuesto. Se ha hecho mucha arquitectura de una calidad muy baja o prácticamente nula. Eso es así y nadie puede negar la evidencia. Pero por más que nos esforzamos no podemos entender que este sea uno de los argumentos utilizados para desprestigiar a todo un colectivo profesional. Hay malos arquitectos al igual que hay malos ingenieros, malos periodistas, malos jueces, malos abogados, economistas, auditores, constructores, neurocirujanos, barrenderos, dependientes, camareros, programadores, policías y amas de casa. Malos profesionales han existido, existen y existirán en todos los sectores, pero no tiene sentido abrir un debate acerca de las capacidades profesionales de los componentes individuales de cada gremio porque no nos llevaría a ningún lado. Miremos donde miremos, siempre habrá profesionales mejores y peores, y entrar en ese tipo de cuestiones es abrir la puerta a un callejón sin salida. Y no estamos para desperdiciar fuerzas, ni saliva, ni tiempo.

Una vez aclarados estos dos puntos previos, continuamos explicando nuestros argumentos. Tenemos muchas más cosas que decir que las que aquí vamos a exponer, pero nos vemos obligados a tratar de abordar ahora únicamente los hechos que nos parecen cruciales en primera instancia:


#1. Arquitectura e Ingeniería son profesiones diferentes

Complementarias en muchas fases del proceso constructivo, pero diferentes. Me niego a entrar en el absurdo juego de tener que justificar y razonar un axioma como este. Aquellos que intentan por todos los medios hacernos creer que arquitectura e ingeniería son lo mismo, lo hacen únicamente con el objetivo de ampliar competencias a la desesperada. Caiga quien caiga y a costa de lo que sea. O eso, o bien no tienen ni la más remota idea de lo que significa “hacer arquitectura”, lo cual nos parece todavía mucho más grave teniendo en cuenta que quizá se acaben dedicando profesionalmente a eso en un futuro no tan lejano.


#2. Sobre la importancia de la composición, la ejecución y la interpretación

La arquitectura no es sólo la construcción de un edificio. El trabajo de un arquitecto va mucho más allá de la mera disposición ordenada y lógica de unas cuantas técnicas constructivas repetidas a lo largo de la historia hasta la saciedad. Un arquitecto no es aquel que produce edificios y simplificar así un oficio tan complejo como el nuestro es un error de base que muchos están cometiendo para defender sus posiciones a toda costa.

Pongamos un ejemplo muy ilustrativo: La música.

Saber tocar una sucesión de notas o acordes en un instrumento no te convierte en un buen músico. Saber colocar una sucesión de notas musicales en un pentagrama siguiendo paso por paso unas básicas y sencillas reglas de armonía y composición, no te convierte en un buen compositor. El mejor violinista del mundo puede ser totalmente incapaz de componer una buena Sinfonía y por contra, Ludwig van Beethoven, que fue uno de los mejores compositores del la historia de la música, no logró ser ni de lejos el pianista más virtuoso que ha existido en el mundo.

Una orquesta sinfónica es una agrupación musical compuesta por un número de músicos diferentes que oscila entre 80 y 120, organizados y dispuestos en función de los cuatro grupos instrumentales: viento madera, viento metal, percusión y cuerda. Flautines, flautas, oboes, clarinetes, fagots, trompetas, trombones, tubas, timbales, violines, violas, chelos, contrabajos, arpas y pianos se agrupan ordenadamente frente a la figura del director de orquesta. La dirección orquestal es una especialidad muy compleja que requiere de muchos años de estudio y un gran oficio. El director de una orquesta sinfónica es una persona que no sólo mantiene el tiempo de la pieza y da las entradas de los instrumentos para que la ejecución de la misma sea coherente, sino que debe “interpretar” la partitura. Un director sinfónico no tiene que saber tocar todos los instrumentos que componen una orquesta, pero es indispensable que conozca las características y posibilidades de cada uno de ellos. Su labor más importante no es marcar el ritmo, sino dotar de alma a una pieza musical, organizando y cohesionando a todas las partes ejecutoras. Él es el elemento encargado de la dar proporción, personalidad y un carácter unitario a la obra.

Una orquesta formada por los mejores músicos del mundo podría llegar a ejecutar una pieza sin director, pero jamás lograría interpretarla. Y es precisamente ahí, en la interpretación, donde radica ese misterioso y maravilloso poder de lograr que una misma pieza musical pueda pasar completamente desapercibida o por el contrario, te llegue a rozar en lo más profundo del alma.

El arquitecto es un compositor. El arquitecto es un director de orquesta. Y por favor, no nos malinterpreten: No queremos dar a entender con esto que esté por encima de nadie ni que sea mejor que cualquiera del resto de los músicos que hacen posible que una Sinfonía cobre vida. El papel que desempeña cada uno de los elementos del conjunto es clave. El mejor compositor del mundo necesita que sus piezas sean interpretadas por los mejores músicos del mundo. El mejor director de orquesta de la historia, lo es precisamente porque cada uno de los integrantes de la orquesta sinfónica que dirige, son únicos en lo que hacen.

Hace tiempo que el virtuosismo pasó a ser una cualidad colectiva. Los genios lo son porque trabajan codo a codo con otros genios. La lucha por la excelencia no es, como ocurría en tiempos del Renacimiento, una cuestión individual. La calidad y el virtuosismo de cada una de las partes tiene una importancia vital dentro del sistema para lograr el efecto deseado. Nadie es menos que nadie y cuando actúan todos juntos no sólo se suman entre ellos sino que se multiplican.

Siguiendo con esta analogía, lo que está intentando hacer la nueva ordenación de la LSP es pretender que, independientemente de su formación, sus capacidades, sus años de experiencia y sus cualidades, cualquiera pueda componer una Sinfonía, cualquier pueda tocar el instrumento que decida cada día y cualquiera pueda dirigir una orquesta filarmónica. Pretende convertirnos a todos en meros ejecutores eliminando de raíz la importancia de la composición y la grandeza de la interpretación. Y lamentablemente lo único que ocurrirá si todo esto sale adelante es que no sólo se perderán a los mejores compositores y directores, sino que también anularemos por completo a los violinistas más virtuosos y a los pianistas más brillantes.

El resultado final es más que previsible a todas luces: no habrá ni orden, ni concierto. No nos engañemos. En esta batalla no habrá vencedores ni vencidos. En esta lucha todos salimos perdiendo.

#3. Yo no puedo pilotar un Boeing 747 en una ruta comercial transoceánica con 267 pasajeros a bordo. ¡Acabemos con el monopolio de los pilotos! 

Desde ciertas instituciones colegiales del ámbito de la ingeniería se está tratando de enviar otro mensaje más absurdo si cabe que explicábamos en el punto #1. Según sus propias palabras, su intención es acabar con el monopolio que los arquitectos han venido ejerciendo durante todos estos años sobre la arquitectura. Repetimos la frase para que quede bien registrada: “El monopolio que los arquitectos ejercemos sobre la arquitectura”.

Esto no deja de ser otra incongruencia más para añadir a la lista de argumentos sin sentido que algunos se empeñan en vender como verdades. Es como si el Colegio de Farmacéuticos cargase contra Movistar por gozar de ciertos monopolios sobre las redes de telefonía en España. Es todo tan ridículo que uno se avergüenza de tener que explicar ciertas cosas.

#4. Sobre la sutil diferencia entre “poder hacer cosas” y “estar plenamente capacitado para hacer cosas bien hechas”

Para tratar este tema, nos gustaría plantear dos preguntas concretas y a simple vista muy parecidas en la forma:

Pregunta (A): ¿Puede un ingeniero industrial proyectar y dirigir la construcción de una edificación? La respuesta es . En nuestra opinión sí que podría hacerlo, por supuesto. No tenemos ninguna duda al respecto. Y añado algo más: dependiendo de la complejidad de la edificación, no sólo los ingenieros podrían hacerlo sino también mucha otra gente con profesiones que nada tienen que ver con el ámbito de la construcción. Vivimos en un país en el que todo el mundo es médico, economista, ingeniero, abogado, constructor, entrenador de fútbol, juez y político, por lo que no dudamos ni por un instante que cualquiera puede jugar también a ser arquitecto.

Pregunta (B): ¿Está profesionalmente capacitado un ingeniero industrial para proyectar y dirigir la construcción de una obra arquitectónica y hacerlo bien? La respuesta es NO. No lo está porque no tiene la formación adecuada para realizar correctamente ese trabajo. No lo está, sencillamente, porque no es arquitecto (véanse los puntos #1 y #2). Y siendo realistas podemos asegurar de manera categórica que los únicos profesionales capacitados y con la formación necesaria (aunque quizá nunca suficiente) para hacer Arquitectura, son los Arquitectos.

¿Puedo yo asistir a una mujer durante el parto? Por supuesto que puedo. Si las circunstancias me obligan a hacerlo y recibo las instrucciones adecuadas y necesarias para llevarlo a cabo, yo mismo podría asistir a una mujer que este a punto de dar a luz. Ahora bien, en condiciones normales, ¿soy yo el profesional indicado y mejor capacitado para desarrollar ese tipo de asistencia? Pues evidentemente no lo soy y no lo haría jamás salvo que no me quedase otro remedio debido a alguna situación extrema y no muy común fuera de las películas. Es de una obviedad tan aplastante que todo esto resulta de Perogrullo.

Pero toda esta fórmula es perfectamente reversible. Funciona en las dos direcciones. Si nos hicieran la pregunta a la inversa la respuesta sería exactamente la misma. Seguramente un arquitecto también podría realizar muchos de los trabajos específicos de un ingeniero, pero no es el profesional indicado ni el mejor capacitado para llevar a cabo esa tarea y seguramente a la larga acabaría generando más problemas que soluciones.

Poder hacer algo no significa estar capacitado profesionalmente para hacerlo. Y aunque desde ciertas instituciones se quiera vender la idea contraria, podemos asegurar que sólo está realmente capacitado para ejercer con criterio una determinada profesión aquel que se ha formado para ese propósito y ha acumulado una experiencia y un conocimiento suficiente para asegurar una determinada calidad. Repetimos, por tanto, que los únicos profesionales capaces de realizar un proyecto de Arquitectura (con mayúsculas) son los arquitectos. Le pese a quien le pese.


#5. La arquitectura son un montón de cables y tubos metidos en una caja muy grande

Esta es la definición de arquitectura que ha hecho el Colegio de Ingenieros Industriales de Galicia. Acabáramos de una vez por todas, señores. Seis años de carrera y nueve años ejerciendo la profesión de arquitecto y gracias a este organismo nos enteramos hoy que la Arquitectura es nada más y nada menos que “la caja”. Si lo llegamos a saber antes nos hubiéramos ahorrado muchísimos años de esfuerzo, aprendizaje y dedicación.

Sinceramente y ahora hablando en serio, todo esto nos da vergüenza ajena y miedo: Vergüenza ajena por tener que escuchar semejantes barbaridades propias de un desconocimiento que raya en la ineptitud y miedo por pensar que la Arquitectura podría caer en un futuro en las manos de gente con ese tipo de criterio. Si esto llegase a suceder alguna vez, la Arquitectura acabará siendo literalmente “esa caja” de la que hablaba el señor decano, pero el problema es que la caja será de pino, estará a dos metros bajo tierra y llevará colgada una corona de flores con la frase “te recordaremos siempre”.

Nos permitimos darles un sencillo consejo: Traten a nuestra profesión con el mismo respeto con el que la mayor parte de los arquitectos tratan a la profesión que ustedes representan. Quizá para ustedes todo esto no sea más que un juego para reactivar una caja registradora que hace tiempo dejó de funcionar como antaño, pero para nosotros, para los arquitectos, no lo es en absoluto. La Arquitectura no es ninguna moneda de cambio con la que cubrir sus intereses recaudatorios.

Con la Arquitectura no se juega.


#6. Autocrítica, despedida y cierre

Los arquitectos somos los primeros culpables de lo que está aconteciendo. Hemos denigrado nuestra propia profesión hasta dejarla en estado crítico. La hemos contaminado con nuestros actos hasta hacerla enfermar gravemente. Y deberíamos asumir nuestra responsabilidad, aprender de todo lo que hemos hecho mal y tratar por todos los medios de sanarla, antes de que sea demasiado tarde. Es nuestra obligación como profesionales volver a generar un valor real en los servicios que ofrecemos para que la Arquitectura recupere su posición en el mercado y de cara a la sociedad. No podemos confiar esa tarea a los organismos que se supone que deberían representarnos pues hace tiempo que dejaron de preocuparse por defender la profesión. Somos nosotros, cada uno de nosotros, quienes debemos demostrar con nuestros trabajos la importancia de lo que hacemos.

Todo esto que está pasando no es más que una cuestión de números. Como todo en esta vida, esto es una cuestión de dinero. Ni más ni menos. El proceso de Bolonia no tenía nada que ver con la educación sino que tan solo se trataba de mercantilizar el conocimiento y este borrador sobre la Ley de Servicios Profesionales tampoco vela por la calidad ni la libre competencia sino por los intereses de ciertas instituciones con conexiones políticas, cuyo único objetivo es seguir haciendo caja. Da igual cómo queramos pintar el problema y los infinitos frentes de debate que abramos. Esto no es una guerra entre ingenieros y arquitectos y me niego a convertirme en un guerrillero más al servicio de quienes lanzan la ley y esconden la mano.

Nuestra profesión es muy importante. Nuestra profesión es digna de orgullo y merecedora de todo el respeto del mundo. Nuestra profesión es preciosa.

Los arquitectos no somos perfectos. Muchas veces nos equivocaremos, cometeremos errores o fallaremos estrepitosamente. Nos hemos formado para tratar de proponer nuevos escenarios y resolver situaciones muy diversas y complejas. No siempre hay reglas matemáticas para hacer bien las cosas, sino que somos nosotros los que debemos escribir esas reglas, inventar y disponer modelos, proponer nuevos sistemas y lenguajes para transformar la realidad e intentar anticiparnos a problemas inesperados que van mucho más allá de la técnica o el criterio constructivo.

Los arquitectos no somos infalibles, pero ponemos pasión, ilusión, valentía y profesionalidad en cada uno de los proyectos en los que trabajamos. Nos dejamos la piel intentando mejorar cada día. Nos hemos formado duramente para ello y seguiremos aprendiendo, con nuestros errores y nuestros aciertos, durante toda la vida. Y si todavía hoy continuamos adelante es simplemente gracias a la necesidad de seguir haciendo posible la buena Arquitectura.

Porque eso es precisamente lo que hacemos nosotros, los arquitectos. Hacemos posible la Arquitectura. Y eso es lo que seguiremos haciendo, mientras nos dejen.

#NOalaLSP

8 comentarios :

Anónimo dijo...

Creo que hay una grave falta de conocimiento por lo que es la ingeniería en general, la Ingeniería Industrial en particular, y sus competencias por parte de otros colectivos aquí citados. Nuestra profesión está regulada desde 1935 y entre las muchas competencias y atribuciones profesionales está la de proyectar edificaciones. Hasta la publicación de la LOE los ingenieros industriales hemos venido proyectando todo tipo de edificios salvo los de tipo residencial, donde la jurisprudencia española ha insistido que es un nicho reservado a los arquitectos. Han sido infinidad de juicios entre ingenieros industriales y arquitectos donde estos últimos entendían que los I.I. no teníamos formación, competencias y atribuciones profesionales para firmar proyectos de edificaciones con uso sanitario, docente, cultural, administrativo y religioso. El TS del Reino de España, después de analizar planes de estudios y regulación de las atribuciones profesionales de II y ARQ pormenorizadamente, ha sentenciado que la edificación residencial es nicho exclusivo de ARQ y el resto de edificaciones están sujetas a libre competencia entre -al menos- Ingenieros industriales y arquitectos.
Dicho lo cual creo que la presente LSP debería volvernos a la sensantez previa a la LOE que los jueces españoles nos indicaron y no a la absurda LOE donde los políticos nos dicen qué puedo y qué no puedo hacer.
Nuestra competencia en edificación está sobradamente probada pero no así la competencia del ARQ para proyectar un edificio completo dado que con un par de asignaturas opcionales de instalaciones no disponen de los conocimientos adecuados. Deberían tener vetado el apartado de instalaciones por incapacidad manifiesta. Los ingenieros tenemos asignaturas de Teoría económica y de Administración de empresas y no nos dedicados a hacer auditorías como Deloitte.
Tan sólo se nos ha privado por ley a los II de poder proyectar -como veníamos haciendo sin mayores problemas durante 64 años del 35 al 99- edificación sanitaria, docente, cultural, administrativa o religiosa, por una ley injusta pero ley democrática española al fin y al cabo.
Aquellos que dicen que no tenemos formación suficiente de algunas materias les diré que tenemos toda la formación necesaria para optimizar la solución arquitectónica y los sistemas constructivos para encajar una central hidráulica en lugares complejos del dominio público hidráulico de ríos, de proyectar el IKEA de Coruña, de proyectar complejos industriales formados por multitud de edificios, espacios libres, instalaciones múltiples, etc, como reconoce nuestro RDL competencial y la jurisprudencia española. Con mayor motivo estamos formados y capacitados para proyectar por ejemplo centros de salud, escuelas, una ermita o un edificio de oficinas. Es así de sencillo.
En esto sí que concuerdo que afirmar que no tenemos formación o capacitación es más fruto de la ignorancia o de la estupidez que de la mala fe.
Si ahora la ley cambia para introducir mayor competencia en el mercado entre técnicos con competencias en edificación bienvenida sea. Tan solo debería ser una vuelta a la situación de competencia previa a la LOE donde cada colectivo proyectaba según las competencias que les otorgaba su normativa particular y que los jueces reconocían en los casos de litigio. Espero que la LSP establezca una vuelta a la sensatez previa y cada colectivo se siga dedicando a lo que realmente sabe hacer, zapatero a tus zapatos, y no permita que un perito forestal por ejemplo proyectando centros de salud salvo que los jueces hayan dictaminado que tiene competencia para ello con arreglo a su plan de estudios y decreto de competencias.
Tan sólo se me ocurre un motivo por el que alguien no desea mayor competencia en el mercado. Y en esas malas artes maniobreras, hay que reconocerlo, algunos colectivos son probados maestros. A la L.O.E. me remito.

arrierito dijo...

Felicidades compañeros. Vuestro artículo es por ahora el que más me ha gustado entre todos los que he leído sobre este tema. Mi más sincera gratitud. Con vuestro permiso ayudaré a divulgarlo.

Ah, y el anterior comentario es la tercera vez que me lo encuentro en estos días. Su autor o autora debe estar muy orgulloso de él, porque se dedica a copiarlo y pegarlo tal cual en los blogs de arquitectos que escriben sobre el borrador de la LSP. Muy creativo, el tal Unknown.

Saludos.

multido dijo...

@unknown

Esperamos que, antes de hacer el copy-paste de tu comentario y dispersarlo a discrección por todos los blogs, foros y plataformas de arquitectos que vas encontrando por la web, al menos te hayas leído lo que hemos escrito. Sería algo de agradecer.

Tu opinión es muy respetable, por supuesto, pero no se basa más que en conjeturas que no llevan a ningún lugar. Asegurar sin fundamento alguno que los II capacitados para hacer lo mismo que hacemos los arquitectos revela una total ignorancia acerca de nuestra profesión y de sus implicaciones.

No voy a repetir lo que ya hemos explicado en el texto porque creo que está bastante claro. Te recomiendo que lo leas antes de intentar colarme un comentario generalista como has hecho en otras webs.

Se os ve bastante desesperados por arañar competencias, la verdad. Espero que en esa lucha ciega que mantenéis para abrir nuevos mercados que os vienen grandes, no descuidéis a los Físicos, que parece ser que están intentando hacer con vosotros lo mismo que vosotros queréis hacer con la Arquitectura.

No descuidéis la retaguardia. Buitres y carroñeros hay en todos los lados. Pero no te digo nada nuevo porque las personas como tú lo saben de sobra, ¿verdad?

@arrierito

Muchísimas gracias, arrierito. Nos sentimos muy halagados por tu comentario. Nuestra profesión atraviesa momentos difíciles y tenemos que estar todos muy unidos ante los ataques de aquellos que quieren acabar con la Arquitectura.

Un fuerte abrazo y gracias por tu comentario porque nos da mucha fuerza y nos carga de ilusión para seguir adelante. Gracias.



Pepelu dijo...

Por otra parte, y ya entrando en lo personal, no sé tú pero yo no me encuentro ni cómodo ni a gusto estando en una central hidráulica, el IKEA de A Coruña o un Polígono industrial. Sentimiento que sí debes tener en una edificación sanitaria, docente, cultural, administrativa o religiosa, y por supuesto residencial.

Rencillas aparte, te voy a decir otra cosa, la excelencia no debería buscarse en la competencia resentida sino en la colaboración.
Y ya rematando, para quedarme bien a gusto y repitiendo lo que dicen otros compañeros a ver si así os enteráis: si queréis proyectar y construir, estudiad arquitectura que es para lo que nos forman (aunque nuestras competencias sean más extensas) porque si además vuestro título os aporta tantos conocimientos en la materia deberíais convalidarlo/sacarlo fácilmente.

[no me dejaba ponerlo en un solo comentario]

Unknown dijo...

Y sobre todo , que seas TU arquitecto, quien me diga a mi , ingeniero, lo que puedo o no hacer... Te quieres ir ...a freír espárragos.. ¡,. Gente engreída .. Estos arquitectos.. Por la LOE que los ampara.. Sino de que?..

multido dijo...

Gracias @JoseGarcía por sus ilustrativas y sabias palabras. Los elaborados argumentos que ha expuesto nos han hecho reflexionar más de lo que cree. Véase: "Y sobre todo, que seas TU arquitecto, quien me diga a mi, ingeniero, lo que puedo o no hacer... Te quieres ir ...a freír espárragos"

Gracias por su lección de humildad. Los engreídos y soberbios arquitectos tenemos mucho que aprender de profesionales modestos cómo usted.

Anónimo dijo...

@JoseGarcia, no somos nosotros, arquitectos. Es su plan de estudios. Es el sistema de habilitacion. Y es la ley.

Es de hecho SU PROPIO COLEGIO -el de usted- quien se lo dice.

Hasta no hace poco, su COLEGIO peleaba como gato panza arriba cuando los rumores sobre la LSP eran que las competencias compartidas iban a producirse entre todas las Ingenierias. Llegaron a emitir un documento-Informe en el que comparaban los planes de estudios entre ellas, siendo el caso mas favorable el de un 30% de coincidencia lo que les parecia (Y cito):

"Consideramos que este dato deja absolutamente en evidencia la afirmación que se hace el informe respecto a la existencia de un núcleo común de conocimientos suficiente para justificar la no reserva de actividad que se pretende y ponemos de manifiesto la irresponsabilidad que esta afirmación y esta medida podrían acarrear cara a la sociedad, a los ciudadanos y usuarios de los servicios profesionales de la Arquitectura y el daño irreparable que se haría a la propia profesión y por ende la perdida de prestigio de la misma frente a la Arquitectura europea y mundial y su repercusión económica negativa."

¿Nota algo raro quiza? si, he cambiado el termino "Ingenieria Industrial" por "Arquitectura". Por dejarselo mas claro. Y ello porque algunos hemos analizado los planes de estudios de Ingenieros Industriales y Arquitectos y la coincidencia (Sin contar las optativas de Arquitectura, por estar del lado de la seguridad) no llega al 29%. Si viene usted a un duelo en el OK Corral, traiga algo mas que un cuchillito de falta de educacion.

Espero que vaya usted corriendo a su Colegio a decirle lo mismo, y en el mismo educadisimo tono, que ha tenido a bien compartir aqui para iluminarnos.

Corra, y no se olvide la coherencia por el camino. Es un bien escaso.

uresandi dijo...

@JoseGarcia, respeto,respeto y respeto. Ante todo respeto.

¿Quién es Ud. para mandar a "freir espárragos" a ciudadanos que están luchando por sus puestos de trabajo?. Que no comparta las opiniones de los arquitectos, no quiere decir que tenga que ser un maleducado, si tiene argumentos para rebatir y convencer.....hágalo, en vez de patalear como un niño con rabieta.

Un saludo, y cálmese por su bien se lo digo.